Frente a la inminente aparición de puntos de venta del Mercado Central diversas ciudades de nuestro país, el diario Tiempo Argentino solicitó nuestra opinión sobre cuáles serían los beneficios de este lanzamiento. La opinión en la columna que Tiempo nos publicara el día 2 de marzo de 2014, en el suplemento económico.
Nuestros viajes al mercado ratifican el precio y la calidad
Desde hace tres años estamos realizando viajes al Mercado Central, con el apoyo de la ex Secretaría de Comercio Interior, actual Secretaría de Comercio.
Realizamos alrededor de 300 viajes desde diversos lugares de la Capital Federal, y desde Lomas de Zamora, Almirante Brown y La Matanza.
Siempre buscamos asociarnos con una organización que tenga trabajo territorial, organizaciones políticas, sociales o religiosas. Entre ellas, Centros de Jubilados. Viajaron personas de todas las edades, de diversos barrios y de variadas situaciones sociales, económicas y de nivel educativo. Podemos mencionar a Recoleta, Colegiales, Almagro, Boedo, Nueva Pompeya, San Cristobal así como la Villa Cildañez, Villa 1-11-14, Villa 31 y el Playón de Chacarita.
A pesar de esta diversidad, encontramos una respuesta común. Grata sorpresa para los que iban por primera vez y confirmación de la ventaja para los que ya conocían el Mercado. Buenos Precios y Buena Calidad.
Desde el inicio, realizamos comparaciones de los precios del Mercado Central y los barrios. La ventaja es contundente. En el Mercado Central se gasta la mitad de la plata que en los barrios. En muchos casos el ahorro es mayor. También realizamos comparaciones con las Ferias Barriales dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y las diferencias fueron aún mayores, llegando en algunos casos al 200 % de diferencia. (En las Ferias Barriales algunos productos están cuatro veces más caras).
La experiencia sirvió también para entender que en el tema de la inflación juegan muchos actores –no sólo el Estado– y que hay que analizar qué pasa con los formadores de precios, con la especulación y con los aumentos injustificados y abusivos. Junto con las organizaciones territoriales organizamos algunas mesas de debate con los consumidores y analizamos la experiencia, que no quedó en sólo comprar más barato.
Luego la pregunta de siempre, el anhelo general. ¿Podremos tener el Mercado Central en nuestros barrios? Creemos que de concretarse este anhelo se beneficiaría económicamente –en gran proporción– a los consumidores, se tendría una nueva herramienta para luchar contra la inflación y pondría mucha claridad en el debate de estos tiempos. Nos daría experiencias contundentes para rebatir esa muletilla que cada día se va quedando con menos sustento y con menos adeptos. Esa muletilla que dice que la culpa del aumento de precios siempre es del Estado, escondiendo a los empresarios que suben especulativamente mucho más allá del aumento de sus costos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario