Un
grupo de organizaciones sociales, políticas y religiosas, y de referentes en
dichos ámbitos, nos hemos reunido en la Comisión Nacional de Valores. Participo
en representación de la Unión de Usuarios y Consumidores. En conjunto
manifestamos lo siguiente:
Una vez
más, la especulación financiera y la irracional suba de precios, generada por
quienes detentan el poder concentrado y los resortes fundamentales de la
economía, pretenden desestabilizar a la nación y provocar una apropiación
brutal de los recursos que pertenecen al conjunto del pueblo argentino.
A estas pretensiones del poder concentrado se le suman voces del coro neoliberal que vuelven a proponer viejas y remanidas recetas, como la rebaja salarial, el congelamiento de las paritarias, reprimarizar la producción, todo apuntado al achique del mercado interno, y tendiente a provocar un enorme perjuicio a los productores pequeños y medianos del campo y de la industria, y por sobre todo, al consumo popular.
A estas pretensiones del poder concentrado se le suman voces del coro neoliberal que vuelven a proponer viejas y remanidas recetas, como la rebaja salarial, el congelamiento de las paritarias, reprimarizar la producción, todo apuntado al achique del mercado interno, y tendiente a provocar un enorme perjuicio a los productores pequeños y medianos del campo y de la industria, y por sobre todo, al consumo popular.
Los
argentinos ya hemos vivido estas prácticas en otros momentos de nuestra
historia, y el resultado siempre fue el mismo: hambre y desocupación para las
grandes mayorías, y enriquecimiento y más poder para unos pocos.
Estos planes de desestabilización no son una exclusividad de la Argentina. Vivimos una andanada sin precedentes contra las democracias de América Latina y el Caribe. Sólo la unidad y la solidaridad regional fortalecerá a cada uno de nuestros países y nos ayudará sin lugar a dudas a preservar la paz y el crecimiento de nuestros pueblos.
Estos planes de desestabilización no son una exclusividad de la Argentina. Vivimos una andanada sin precedentes contra las democracias de América Latina y el Caribe. Sólo la unidad y la solidaridad regional fortalecerá a cada uno de nuestros países y nos ayudará sin lugar a dudas a preservar la paz y el crecimiento de nuestros pueblos.
Estos
golpes de mercado también nos han dejado varias enseñanzas. La primera de ellas
es que con estas prácticas no atacan a un gobierno determinado, sino que su
objetivo va mucho más allá de la coyuntura de quien gobierne. Ellos no soportan
compartir la riqueza nacional de la que se consideran dueños.
Otra
enseñanza es que de estos embates nadie se salva solo. Únicamente la
confluencia de las mayorías en su propia defensa podrá detener esta escalada de
desestabilización.
Vemos con
satisfacción cómo una parte importante de la población reaccionó favorablemente
al cuidado de los precios, y diversas iniciativas de la sociedad buscaron
articular pronunciamientos de preocupación y alerta ante esta repudiable
actitud de los poderosos.
Propuestas
como la creación de un concejo estatal y multisectorial de seguimiento y
análisis de la cadena de valor y la formación de precios, la puesta en marcha
de mercados populares con participación de las organizaciones sociales, como
así también sistemas de distribución directa del productor al pequeño y mediano
comercio, deben ser ampliamente debatidas hasta optimizar una poderosa
herramienta en manos del Estado y del pueblo para derrotar la
desestabilización.
El
documento de entidades empresariales y sindicatos, junto a otras iniciativas
motorizadas por las centrales sindicales y movimientos sociales, las voces de
la intelectualidad y el mundo de la cultura, entidades de defensa del
consumidor, partidos y agrupaciones políticas de diverso signo, constituyen un
gran dique de contención al abuso y el agio.
Quienes
participamos y adherimos a los encuentros realizados en la CNV los días 18 y 25
de febrero de 2014, proponemos ampliar en forma plural y masiva estas
convocatorias y trabajar para una gran coincidencia nacional en defensa de la
estabilidad, la paz, el trabajo y la producción, y para poner un freno
definitivo al accionar de los especuladores.
El Estado
en todas sus instancias y a través de sus instrumentos legales, y la sociedad
en su conjunto, diremos al unísono y con firmeza que esta vez no podrán con
nuestra patria.
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