Muchas empresas siguen ignorando el respeto y dignidad con el cual deben tratar a los consumidores y usuarios. Esto es lo cotidiano. Con lo que nos encontramos todos los días. Grandes y pequeñas empresas vulneran nuestros derechos como consumidores y usuarios. Lo más grave es que estas violaciones de nuestros derechos son sistemáticas, no se deben a circunstancias puntuales. Forman parte de su ecuación económica-financiera. Parecería que la historia del Ford Pinto -con mayor o menor gravedad- se repitiera todos los días.
Habiendo sido invitado a ver un recital en “GEBA Sede Jorge Newbery” utilizamos un estacionamiento perteneciente a la concesión del Hipódromo Argentino de Palermo que se encuentra al frente a dicho Club y que tiene una entrada y salida de peatones enfrente de la entrada del Club, asimismo dicho lugar es salida vehicular.
Cuando –luego de varias horas- vamos a retirarnos nos enteramos que en la salida vehicular (lugar donde hay entrada y salida de peatones) no hay cabina para abonar el estacionamiento, sino sólo en la entrada del estacionamiento. No se puede circular con el vehículo hasta ese lugar (trescientos metros aproximadamente) porque todas las calles de circulación interna son contramano.
Hay que caminar hasta la entrada por dentro del estacionamiento (no tiene lugares de circulación para peatones) Pero al llegar al mismo me entero, por el cartel que se encuentra pegado en la caja cuya foto agrego, que como ese día no había carreras de caballos, el único lugar habilitado se encontraba dentro del Hipódromo. Tuve que salir a la calle, cruzar la avenida, ingresar al hipódromo, pasar por un guardarropa para dejar mi mochila, circular entre las salas de máquinas tragamonedas y llegar a una caja donde hice la cola correspondiente a las compras de tickets de apuestas en la sala, para volver luego los seiscientos treinta y nueve metros (Medición realizada en Internet a través de la página http://www.mapa.buenosaires.gov.ar/) Totaliza ida y vuelta Mil Doscientos Setenta y Ocho metros.
Desde ya les aclaro que no hay cartel de advertencia, ni el ticket contiene advertencia alguna sobre esta circunstancia. Dirán que este estacionamiento mayoritariamente lo usa la gente que va al Hipódromo. Ese día no fue así, había varios cientos de personas que sufrieron la misma circunstancia. Cuando regresaba me encontré que la mayoría tomó de contramano por dentro del estacionamiento y salió por la entrada sin pagar.
Lo más grave de todo fue la contestación de un empleado ante mi reclamo “Aquí las leyes las ponemos nosotros” Obviamente muchas empresas todavía no se dan cuenta que toda actividad comercial es sub-constitucional y sub-legal. Se rasgan las vestiduras solicitando “libertad de comercio” e “industria” y hablando de la “seguridad jurídica” para las inversiones, pero no están dispuestos a corregir sus prácticas empresarias que sistemáticamente violan los derechos de los consumidores.
Como esta que me ocurrió a mi, todos los días podríamos contar historias que nos llegan a nuestros oídos del mismo tipo. Hay mucho por corregir.
Habiendo sido invitado a ver un recital en “GEBA Sede Jorge Newbery” utilizamos un estacionamiento perteneciente a la concesión del Hipódromo Argentino de Palermo que se encuentra al frente a dicho Club y que tiene una entrada y salida de peatones enfrente de la entrada del Club, asimismo dicho lugar es salida vehicular.
Cuando –luego de varias horas- vamos a retirarnos nos enteramos que en la salida vehicular (lugar donde hay entrada y salida de peatones) no hay cabina para abonar el estacionamiento, sino sólo en la entrada del estacionamiento. No se puede circular con el vehículo hasta ese lugar (trescientos metros aproximadamente) porque todas las calles de circulación interna son contramano.
Hay que caminar hasta la entrada por dentro del estacionamiento (no tiene lugares de circulación para peatones) Pero al llegar al mismo me entero, por el cartel que se encuentra pegado en la caja cuya foto agrego, que como ese día no había carreras de caballos, el único lugar habilitado se encontraba dentro del Hipódromo. Tuve que salir a la calle, cruzar la avenida, ingresar al hipódromo, pasar por un guardarropa para dejar mi mochila, circular entre las salas de máquinas tragamonedas y llegar a una caja donde hice la cola correspondiente a las compras de tickets de apuestas en la sala, para volver luego los seiscientos treinta y nueve metros (Medición realizada en Internet a través de la página http://www.mapa.buenosaires.gov.ar/) Totaliza ida y vuelta Mil Doscientos Setenta y Ocho metros.
Desde ya les aclaro que no hay cartel de advertencia, ni el ticket contiene advertencia alguna sobre esta circunstancia. Dirán que este estacionamiento mayoritariamente lo usa la gente que va al Hipódromo. Ese día no fue así, había varios cientos de personas que sufrieron la misma circunstancia. Cuando regresaba me encontré que la mayoría tomó de contramano por dentro del estacionamiento y salió por la entrada sin pagar.
Lo más grave de todo fue la contestación de un empleado ante mi reclamo “Aquí las leyes las ponemos nosotros” Obviamente muchas empresas todavía no se dan cuenta que toda actividad comercial es sub-constitucional y sub-legal. Se rasgan las vestiduras solicitando “libertad de comercio” e “industria” y hablando de la “seguridad jurídica” para las inversiones, pero no están dispuestos a corregir sus prácticas empresarias que sistemáticamente violan los derechos de los consumidores.
Como esta que me ocurrió a mi, todos los días podríamos contar historias que nos llegan a nuestros oídos del mismo tipo. Hay mucho por corregir.
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