Nota de Opinión publicada en Tiempo Argentino
Autor: Claudio Daniel Boada
Autor: Claudio Daniel Boada
Si no hay competencia en las góndolas, no existe la verdadera competencia
Se discuten en estos días diversos proyectos de ley sobre las góndolas de supermercados en la Cámara de Diputados de la Nación. No discutimos aquí (como creen algunos) el tema central que solucionará todos los problemas de las grandes mayorías nacionales (inflación, pérdida de capacidad adquisitiva, exclusión, marginalidad, etc.), pero es un tema que tiene importancia. Las grandes cadenas de supermercados -cinco o seis empresas- dominan las góndolas y el mercado minorista. Sólo comercian y llenan las góndolas con productos de grandes productores. Los grandes sólo trabajan con los grandes y dejan afuera a todos los chicos. Quedan afuera pymes, cooperativas, empresas recuperadas, productores de la economía social y solidaria, productores regionales, productores nacionales frente a los productos importados, etc.
La realidad es que si no hay competencia en las góndolas, no existe la verdadera competencia. No pensemos en la competencia como una regulación del comercio visto sólo desde la óptica de los comerciantes, sino que tiene una fuerte influencia sobre los consumidores y usuarios. Podría resultar más claro para algunos si lo llamáramos derecho antimonopólico o a la libre concurrencia.
Creemos en un Estado que regule y controle. El Mercado no distribuye equitativamente, sino que lleva a la concentración y a la acumulación cada vez mayor de la casi totalidad de los bienes en un pequeño grupo de personas.
Por ello, creemos que en las góndolas debe manifestarse una genuina competencia que permita exhibir sus productos a los chicos y que posibilite el desarrollo de los mismos (estamos pensando especialmente en los productores de la Economía Social y Solidaria, en Cooperativas y recuperadas, en las Pymes, que aportan el 70 % de los puestos de trabajo, etc.). Por ello, las góndolas deben ser múltiples, diversas, exhibir la totalidad de productores de cada producto en igualdad de condiciones, propiciando y promoviendo la inclusión de los sectores chicos, de los sectores no concentrados.
Esta participación no debe realizarse en virtud de porcentaje de mercado que tengan ni por marcas (ya que encontramos en muchos casos al mismo productor que presenta cantidades de marcas distintas), sino por empresas no relacionadas entre sí, de empresas oferentes no relacionadas entre sí.
Aunque da para el debate, no debe haber góndolas exclusivas para marcas o sectores (por ejemplo ‘góndola cooperativa’). La publicidad y algunas trampas harían que las mayorías la saltearan en su recorrida del supermercado. Las góndolas deben ser compartidas con clara identificación de cada sector o empresa que participa. En las góndolas, no pueden existir condiciones económicas que limiten o impidan la participación de oferentes. En medio de las góndolas compartidas, debería destacarse los productos cooperativos y los productos de fabricación nacional, con alto contenido de trabajo nacional. Si no hay competencia en las góndolas, no existe la verdadera competencia.
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