viernes, 6 de marzo de 2015

DETRÁS DE LOS DEBATES SOBRE EL DERECHO AL CONSUMO

¿Qué hay detrás de los debates? ¿Desde qué concepciones partimos?  Viejos esquemas nos persiguen y condicionan nuestras posturas y postulados. Consideramos  al derecho del consumo como un derecho de menor valía y a las personas objeto de la relación de consumo. Todos nosotros -las personas antes mencionadas– somos convertidos en parte de una maquinaria y como objeto somos codiciados por los actores económicos que con la publicidad buscan inducirnos, buscan persuadirnos. Nos buscan  para que compremos sus productos (bienes o servicios) Por supuesto, en esta práctica y concepción quienes ganan son los grandes conglomerados económicos y perdemos –no sólo-  los consumidores y usuarios, sino también las pymes, las cooperativas, los emprendedores, las empresas recuperadas, y demás actores económicos que no controlan el mercado.  Para esta concepción, la foto del consumidor está compuesta por una familia -todos rubios, gozosos y resplandecientes- saliendo de un shopping cargados de bolsas y paquetes de adquisiciones recién hechas (generalmente suntuarias).
Nuevos paradigmas deberán inmiscuirse en nuestros debates. Los consumidores –ya no como objetos de la relación de consumo- sino como sujetos de la misma. Sujeto con derechos, centro alrededor del cual convergen diversos derechos que se van ampliando y consolidando día a día. Y el derecho del consumidor y las prácticas que genera al servicio de los mismos. 
Entonces ya no tendremos una concepción del derecho del consumo tan cercana al consumismo,  donde sólo se considera a los que se encuentran dentro del “sistema”. Pensaremos en el derecho de todos a acceder al consumo, y el consumo como el derecho que tenemos a cubrir nuestras necesidades para el desarrollo de una vida con dignidad. El derecho al agua (incluyendo el derecho al acceso a la misma) y a los alimentos sanos y suficientes, son puntos esenciales en esta concepción. La búsqueda de la educación del consumidor para saber elegir, para conocer sobre sus necesidades desembarazándose de la carga publicitaria es también clave.
La Real Academia Española define al consumismo como la “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”.  Otros la han definido como la “adquisición y acumulación sistemática y competitiva de posesiones materiales como un supuesto medio para alcanzar la felicidad y satisfacción personal”. Queremos librarnos de un derecho al servicio de ello. Buscamos un derecho de consumo socialmente más inclusivo.

Dr. Claudio Daniel Boada.
Abogado. Director de la “Unión de Usuarios y Consumidores”. Director General de la Comisión de Defensa de Consumidores y Usuarios de la Legislatura Porteña.

Nota publicada el 4 de marzo de 2015 en la revista La Taba N° 35.

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